lunes, 28 de enero de 2008

La eternidad

La eternidad, si recuerdo algo a la perfección de las noches de mi infancia es eso. Por aquel entonces (ocho o nueve años) yo iba a catequesis donde me dejaron el cerebro como los chorros del oro. La eternidad, ¿y bien?¿qué es la eternidad?, para mi en aquellos años era un sufrimiento pensar en el solo hecho de morirme, me causaba terror. Y no me estoy refiriendo a esa eternidad completa de horrores y dolor en el Infierno, no. Me refiero a esa eternidad de los angelitos, los verdes prados, y de la gente vestida con túnicas blancas y con un aura dorada rodeándoles, esa eternidad en la que San Pedro cual portero de discoteca te espera con un manojo de llaves.

La idea de ir al Infierno no me preocupaba, era bueno, sabía que no iba a ir. Pero aun así me imaginaba con ochenta años jugando al billar con Napoleón. Se sentirá orgullosa la religión, mis crisis de ansiedad eran continuadas cuando llegaba la hora de irme a la cama. Me tumbaba y pensaba, "y bien, ya estamos aquí, ¿qué pasará cuando muera?" un día y otro día y otro más, ¡hasta los cojones de jugar al billar con Napoleón! y así durante... durante toda la eternidad. Esa palabra, eternidad, me producía tal vértigo, era una sensación parecida a cuando vas en una montaña rusa, y subes y subes y de repente te paras arriba sin poder vislumbrar lo que hay abajo y caes a plomo.

Por una parte acabé odiando la religión, todas y cada una de ellas, pensaba en el budismo, y aunque a primera vista el reencarnarse una y otra vez me parecía lo mejor cuando vi en una película o leí (ya no lo recuerdo, fue hace bastantes años aunque creo que fue en Siddhartha) que un hombre le decía a otro "pero es fantástico poder reencarnarte una y otra vez", a lo que el otro le contestaba "¿fantástico?, es la mayor maldición, sufrir eternamente las desgracias y penurias de la vida terrenal" Y desde aquel entonces supe que todas y cada una de las religiones eran una mierda.

A partir de ese momento comencé un proceso involuntario y progresivo de limpieza de creencia religiosas. La religión solo consiguió asustarme, meterme en el cuerpo la idea de eternidad. La idea de Infierno me la pelaba, yo era bueno, y era bueno porque quería, no porque la religión me lo exigiese utilizando métodos represores. Soy bueno, pero lo soy porque sé que hay que serlo. No me importa la homosexualidad, el aborto, no me importa nada, cada cual intenta ser bueno, yo lo soy. Ya no tengo miedo a la eternidad, no creo en la religión.

lunes, 7 de enero de 2008

Consumete (el consumo te consume)

Menos mal que termina ya la Navidad, el afán consumista ya me estaba consumiendo. Con decir que he ido a comprar el pan (en vez de mandar a mis padres a donde ellos saben) solo por el mero hecho de entregar dinero y recibir a cambio un producto, ¡demuestra lo grave de la situación!


Desgraciadamente empieza el instituto, pero por fin podré ver los anuncios sin tragarme un solo spot de colonias, ¿por qué todo el mundo regalará colonias en Navidad? ¿Solo hay que oler bien en estas fechas? para mi lo único que se desea es tapar ese hedor de la sociedad consumista.


"La publicidad nos hace desear coches y ropas, tenemos empleos que odiamos para comprar mierda que no necesitamos. Somos los hijos malditos de la historia, desarraigados y sin objetivos. No hemos sufrido una gran guerra, ni una depresión. Nuestra guerra es la guerra espiritual, nuestra gran depresión es nuestra vida. Crecimos con la televisión que nos hizo creer que algún día seriamos millonarios, dioses del cine o estrellas del rock, pero no lo seremos y poco a poco nos hemos dado cuenta y estamos, muy, muy enojados."

Tyler Durden (gracias Hugo)

Creo que me estoy trastornando, he visto estas navidades tantas películas de gangster que me está pareciendo revivir al Quijote, pero en el siglo XXI y con mafiosos en vez de caballeros.

Hace dos años, Minguez me recomendó una canción. Extrañamente y aun cambiando mis gustos musicales, esa canción vuelve de vez en cuando e inmutable al reproductor del ordenador. Es la canción de mi vida, una y otra vez se repite...

miércoles, 2 de enero de 2008

Escribir con regularidad.

Si bien soy una persona bastante infrecuente en lo que al trabajo se refiere, estuve escribiendo (en mayor o menor medida) artículos para este blog desde... Julio si no me equivoco. En cuanto algo se me hace rutinario lo aparto por un tiempo, me gusta cambiar de actividades. Quizás por eso este último mes no he escrito demasiado (nada más bien), pero a eso también tenemos que añadir los tres costipados que he cogido desde que escribí el último post (ahí se empezó a gestar el primero), hasta apenas un día antes de noche vieja. Haré un breve resumen de lo que ha sido este último mes.

La mayor parte de los días, unos diez o doce para ser exactos me los he pasado en la cama y sofá. Y contando con que los resfriados me han surgido antes y durante el puente de la constitución, en la última semana de clase (donde no se trabaja nada) y unos días antes de noche vieja, puedo afirmar con total convicción que Dios al igual que Ursino es facha, y además me odia (Ursino, ya sé que tu no me odias). No me quedó ninguna.

Noche Vieja fue... corta, y no del todo como yo la hubiera deseado. No tengo ninguna duda en que la del año pasado fue mejor, pero aun así esta no estuvo mal. Largas colas para entrar a Aixa, largas colas para pedirte una copa, largas colas para dejar el abrigo, largas colas para recuperar el abrigo, largas colas para todo. El pedo no me lo quitó nadie, ni el ya clásico puro. Por lo demás bailé bastante, mejor música que el año pasado, más variedad de estilos. Lo más divertido de toda la noche, el viaje en autobús. No me paré de reír ni un solo instante. Intentaré volver a escribir con regularidad, si se puede.